Este castro de la Edad de Hierro, declarado Bien de Interés Cultural, se sitúa en el pico de Las Lleras, en una de las estribaciones calizas del sur de la sierra del Dobra. Si queremos acceder desde el norte, tendremos que abandonar los senderos marcados en Jarramaya o El Cueto, y atravesar los campos de lapiaces. Es una ruta dura por lo irregular del terreno, así que la opción más fácil es acceder por San Felices de Buelna, por la pista que sube desde Sopenilla.
La vertiente norte posee un derrumbe de muralla defensiva de unos 190 m. de largo y en algunos puntos puede llegar a alcanzar 2.5 m. de altura. Este muro delimita una plataforma artificial de unos 10 m. de anchura cuyo objeto podría ser, por un lado crear una superficie plana para habitar y por otro, fortificar la ladera norte que es la cara más accesible del castro. En la ladera este, la de mayor pendiente, se aprecia el aprovechamiento de lapiaces para cimentar y completar el muro. La superficie total del castro ocuparía aproximadamente 9.000 m².
Los restos de muralla aparecen en forma de canchal, en algunos tramos rodeando la zona aterrazada. Además, se conservan tramos con grandes piezas calizas aparejadas en un tosco sistema de "soga y tizón". Este modo de construcción se denomina así debido a la colocación alterna de los sillares en paralelo y perpendicular a la línea que se construye.
Próxima a la cima aparece otra estructura en forma de planta casi rectangular de unos 67 m. de longitud contenida por una escollera o muro soterrado de ancho impreciso que abarcaría unos 1.500 m². El resto sería ladera de fuerte pendiente con afloración de lapiaces que harían difícil el hábitat salvo en un espacio delimitado en la cima de unos 16 m. por 5 m. que podría ser la cimentación de un edificio.
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Vistas desde el Castro de Las Lleras
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